Begoña Izquierdo (1926-1999)

En esta última etapa, la luz lo inunda todo, los colores siguen siendo fuertes pero más luminosos, al contrario que en la primera época.

La temática es más alegre que en etapas anteriores, como reconciliándose con el mundo que la rodea, pero sin perder su sentido crítico.

Las formas son más sinuosas y elásticas, los acusados volúmenes siguen  dando a las figuras ese carácter escultórico, que tuvo su pintura desde el principio.

Gana en cromatismo, con gran variedad de matices. Utiliza la textura adecuada para cada motivo, trabajándola cuidadosamente, sin por ello perder frescura.

La temática también se dulcifica, propia de una persona ya en la plenitud de la madurez, conservando la fuerza expresiva que caracteriza desde un principio a su pintura, y que conservó hasta sus últimos cuadros.

Los tamaños varían más que en épocas anteriores, oscilando desde los cuadros de pequeño formato, a los de gran formato, a los que nunca renunciaría.

En resumen, una gran artista, una vida dedicada al arte.